10.11.06

a grandes rasgos

Estos días me estuve acordando de vos otra vez, de como nos conocimos y de como nos divertíamos cuando no teníamos un mango. Que feo era cuando no teníamos un mango, ¿te acordás?, no podía entrar a una librería -siquiera la mas pedorra- sin que me doliera la panza por todo lo que no me podía compar. Debe ser por eso que ahora por cada libro que leo me compro cinco, y así en el mínimo departamento que compartimos con Julia ya no queda espacio ni para movernos. Hay libros en horizontal sobre la estantería, casi llegan hasta el techo, y hay libros en la alacena, en bolsas de carton de esas de la ropa de marca, bajo la mesa ratona, en todos los cajones, y en el piso, obvio. Hay uno de Anais Nin, "Pajaritos", pero ese Julia lo puso en la heladera, no se lo que me estará queriendo decir la muy turra. Todo el tiempo me deja mensajes con los libros. Quiero decir: no en los libros sino por medio de los libros. Por ejemplo, al otro día de esa reunión de mierda de mi trabajo nuevo, llena de garcas, donde todas las minas eran auténticas serpientes y ella, hipócrita y encantadora como nunca, las eclipsó a todas y fue la reina del festín, encontré "La feria de las vanidades" entre el bollo de la ropa que habíamos usado para el convite; ahi estaba el bodoque, como diciendome "¿viste? puedo ser Becky Sharp cuando me viene en gana". Por ejemplo, hoy que llegué a casa, listo para escribirte, encontré en el balcon los restos carbonizados de mi ejemplar de "El pasado". Encima lo adivina todo la muy hija de puta, por suerte no me quemó ningún libro de los buenos, sino creo que la mataba.
Bueno, de cuando no tenía plata para libros te decía que me acordaba, pero en fin, que algo de plata teníamos, solo que la usabamos para otra cosa. Para coger, digamosló, que todo lo demás nos importaba menos. Yo vivía con mis viejos y vos con lo tuyos, que al principio se bancaban que yo me quedara a dormir en tu casa, pero despues, a la hora de las comidas, si yo estaba ahí el ambiente se ponía tan espeso... que se yo, nunca me entendí bien con tus progenitores, jodido asunto ese.
En fin, que me acuerdo, andábamos de telo en telo. ¿Vos te acordás? nos escapabamos de la facultad, ese cuatrimestre no fuimos ni a la mitad de las clases, cenábamos en cualquier bolichón para no gastar demasiado, y yo ya te iba calentando la oreja mientras comíamos. Para el momento de pagar vos ya te mordías el labio de abajo medio así y me decias "me estoy mojando.." y ya estabamos los dos mas calientes que negra en baile, asi que enfilábamos para algun hotel mediopelo de once o de la zona de facultad de medicina, a veces (y con suerte) alguno un poco grasa de recoleta o, eventualmente, Belgrano. En cualquier caso, n
inguno que costara mas de treinta o cuarenta pesos (alguna vez, en plan de festejo quizá nos permitimos un hidro o una ducha escocesa). Pero claro, tampoco uno en el que hubiera sabanas sucias, gente jodida o cucarachas (a vos te hubiera chupado un huevo, eras tan desprolija como nadie, y si bien no eras sucia te tenía bien sin cuidado la mugre ajena, y en cualquier caso, a compañias peores estabas acostumbrada -la de tu viejo y tus hermanos sin ir mas lejos- pero yo era entonces tan cagon y remilgado como lo soy ahora).
A veces teníamos que caminar veinte o treinta cuadras para dar con alguno que cerrara con el perfil (el taxi, un lujo imposible, y los bondis, nunca supimos cual paraba acá o allá o para donde carajo iban). Veinte o treinta cuadras caminando con la pija dura, llevando el bolso cruzado del lado de adelante para que no se notara. Y vos encima , hija de puta, en un semáforo o un cruce aprovechabas para franelearme, solo por hacerme sufrir.
Cuestión que llegábamos, pagábamos y casi que nos ibamos sacando la ropa por el pasillo, camino al cuarto. Ni habíamos corrido el pestillo de la puerta y yo ya te estaba manoteando una teta o mandandote los garfios por debajo del vestido, que desesperado que estaba.
Te voy a decir la verdad, mucho después, con otras minas, he garchado mejor que esas veces, he disfrutado más, incluso con Julia hemos llevado el asunto a extremos de placer y refinamiento en la práctica mucho mayores, pero en cambio, no recuerdo que nunca más haya garchado con tanto desenfreno y frucción, como animales, como los perros. Jadeantes, sudorosos y olvidados de todo, una y otra vez, y otra vez mas, cogíamos hasta que a mi me dolía la pija o hasta que me quedaba idiota de cansancio. Hay que decir que por la época eyaculaba bastante pronto, pero también que eso nunca fue obstáculo para que gozáramos los dos. Cierto exceso de energía, cierto ánimo bestial, compensaba con creces cualquier eventual falta de pericia.
Pernoctábamos y al otro día, despues de acabarnos el desayuno (que a veces era un auténtico asco y ni nos enterábamos) nos echabamos otro polvo, y generalmente despues nos peleábamos por alguna idiotez para reconciliarnos al rato, y terminábamos llorando abrazados y desnudos, en la cama hecha un desatre en la que, casi en trance, nos hacíamos toda clase de juramentos de una eterna vida juntos (y ahí uno de los dos mentía un poco, y no eras vos). Y de ese sopor de tristeza y promesas nos sacaba la voz agria del hombre o la mujer de la recepción, que nos hacía saber que eran las doce menos diez del mediodía y que en breve nos vencía el turno, y yo (siempre atendía yo) le decía que ya ibamos, y volvía a entregarme al sopor triste otro rato. Diez minutos después los de la recepción volvian a la carga, ya con tono mas perentorio, y entonces nos teníamos que vestir a los pedos, y salir sin siquiera bañarnos, desgreñados y apestando a sexo, todo para que nos nos cobraran el recargo.
Al salir, la luz del día nos parecía un desatino, un aborto de la naturaleza (decime vos en cuantos de los cuartos de hotel en los que dormimos había ventana, yo creo que en uno de cincuenta), no entendíamos nada y por un rato nos quedábamos así, en la puerta, confundidos, viendo los chicos que volvían del colegio, las jubiladas y las mucamas con el carrito de la compra, los diarieros ofreciendo cansinos una mercadería que a esa altura ya era vieja. No sabíamos que carajo hacer, no sabíamos como empezar un día que nos había sacado varias horas de ventaja.
No nos queríamos separar aun, eso estaba claro, así que vos llamabas al trabajo y decías que estabas enferma, y siempre te creían (ventajas de que el jefe esté caliente con uno, que le dicen). Yo no tenía ningún trabajo, salvo algunos alumnos a los que les daba clases particulares de inglés, pero los pibes ya estaban acostumbrados a que los colgara, algunos hasta me hacían la gamba y no les contaban a la madre.
Despues comíamos algo por ahí y nos pasabamos la tarde entera caminando por el barrio que nos tocara en suerte. Mirábamos vidrieras, nos metíamos en un Musimundo o en una librería a sufrir un rato, entrábamos a todos los museos en los que no cobraran entrada, jugabamos a las carreras en los fichines (siempre ganaba yo, pero igual vos no te cansabas de jugar) y caminábamos, por sobre todas las cosas caminábamos y charlábamos, a falta de algo mejor que hacer.
La calentura regresaba, puntual, a las siete, asi que dábamos con nuestros cuerpos baqueteados en alguna plaza, chapábamos ahi y empezaba a no importarnos un carajo de nada. En algun rincón discreto, con el mayor de los recatos, nos mandábamos la mano allá donde no da el sol y nos aliviabamos recíprocamente.
Si aun nos quedaba un mango cenábamos algo por ahí y seguiamos caminando hasta entrada la noche, y nunca nos cansábamos de hablar, o en una de esas nos peleabamos (por una pelotudez, seguro) y andábamos, enfurruñados pero juntos, eso sí, siempre juntos, nunca una puteada en la primera esquina y cada uno por su lado, por mas enojados que estuvieramos, de separarnos, nada.
Te acompañaba hasta tu casa y me tomaba el tren a la mia. En ese viaje no leía, imposible hacerlo. Solo me detenía a pensar, de modo algo confuso, en qué carajo estaba haciendo. Me decía que eso así no iba a ningun lado, que había que ponerse las pilas, que había que organizarse y tener una relación madura, que por mas encajetados que estuvieramos lo teníamos que manejar mejor. Pero que joder, dos días despues te veía en la facultad con tu pantalón azul a rayas y tu escote (que atorranta fuiste siempre para los escotes, me encantaba) y ¡zas! vuelta a empezar...
Días jodidos eran los viernes y los sábados. Ahí el pernocte empezaba tarde (entre las dos y las cuatro de la madrugada). Y con dos horas de turno no hacíamos nada. Además, para esperar estabamos demasiado calientes, y si nos quemábamos las dos horas tan temprano, despues ¿que carajo hacíamos?. Decí que la cosa arrancó en primavera, así que, luego de vencidos tus primeros temores, esos días nefastos terminábamos garchando en los bosques de palermo (siempre con el ojo atento a algún degenerado que se nos quisiera prender en la joda) o mejor aun, en esa plaza de la Avenida Parque, cerca de lo de tus viejos (pocos lugares públicos hay tan adecuados para el amor carnal como esa plaza). Reconozco que vos no lo disfrutabas gran cosa (tan temeraria para otras cosas tan cagona para el sexo en la vía pública) pero yo lo necesitaba tanto...
Bueno, a ese ritmo tu sueldo de todo el mes no nos duraba ni diez días. Mis clases, bien gracias, y algun sablazo le pegaba a mi viejo pero la buena onda se le acabó pronto, sobre todo cuando se avivó de que un billete de 100 equivalía a que yo desapareciera casi dos días enteros y volviera hecho una ruina y sin ganas de explicarle nada a nadie. Que buena mano nos hechó tu abuela en eso, que suerte que tuvimos de que por la época en que nos conocimos y nos volvimos locos ella ya estuviera agonizando y vos tuvieras la banelco de la cuenta donde depositaban su pensión. Ey, ya te imagino indiganada por este último inciso, no te lo tomes a mal, ya se que sufriste mucho la pérdida de tu abuela, la querías mucho, y yo también la hubiera querido si nos hubieramos llegado a conocer, ya sé que fue un bajón. Y no me vas a negar que en eso yo me porté como un duque y te hice el aguante como nadie en sus últimos días (me acuerdo sobre todo, esas noches en vela en la escalera del sanatorio, y la enfermera de tu abuela que se acercaba y te decía si querías rezar con ella, y vos: "No, perdone y gracias pero yo rezo sola").
Y no me vas a decir que antes de eso, mientras ella estaba internada, no la pasábamos genial haciendo mierda la plata de la vieja en telos y restoranes de baja estofa. Reconocemeló, solo gracias a ella tirábamos hasta fin de mes (o casi) garchando día por medio. Y no me lo podés negar, bien que lo disfrutabas, si a veces a media tarde, luego de zafar de la facu, nos hacíamos una escapadita al sanatorio, yo te esperaba leyendo en el bar de abajo, y después, derechito a la pizzeria y luego al cogedero. No se si estará bien o estará mal (el administrador de sus bienes seguro que lo hubiera considerado pésimo, pero vos eras una leona dibujando los numeros, já), en todo caso que nos juzgue dios, si existe y le importamos, pero no me digas que no nos lo pasamos superbién.
Igual, el chorro de esa guita se agotó un mes después de que muriera la buena señora. Pero nuestra sed de sexo no se habia aplacado ni un poco (ya llegaría el tiempo del declive, vino con el invierno siguiente, no sé si lo notaste) así que algo había que hacer. Decí que tu abuela nos siguió dando una mano incluso desde adentro del jonca, que grosa la vieja. Ella no solo te dejó un depto para vos solita en mardel (si tendrás orto, ¿no?), ese que ahora -terminada la sucesión y corrida ya mucha agua bajo el puente- vendiste para poder mudarte con el fulano ese del que prefiero ni acordarme, sino también algunas cositas para que las hicieras plata en caso de necesidad (en serio, la vieja era una genia, lo entendía todo). Estaban las piezas de porcelana esas, que pudentemente te había aconsejado vender de a una en los negocios de antigüedades de Suipacha. Unas piecitas de un oro medio pedorro también, con las que entrábamos a todos los locales de Esmeralda hasta que alguno se distraía y no les hacía la prueba esa de la lima y el líquido negro, y las terminaba pagando por algo más de lo que valían.
A vos te costaba desprenderte de esas cosas, por el valor sentimental que les asignabas digamos, y convengamos que nunca te presioné, pero tarde o temprano la calentura podía mas y las terminábamos haciendo guita.
¿Te acordas de la estola de visón? Esa al final no la vendiste, pero pocas cosas nos han hecho divertir tanto. ¿Te acordas o no?. Como no teníamos idea de cuanto nos podían llegar a dar, entramos a ver cuanto costaba una nueva en todas los negocios de Florida. Y a todas esas vendedoras hipócritas y rastreras, que nos dejaban pringosos con el almíbar de su falsa gentileza, les hacíamos el verso. Que yo estaba buscando una estola así y asá para mi abuela que cumplía no se cuantos, y vos te la probabas, y que divinos los nietos que le van a hacer un regalo bárbaro a la abuela. Y a cada lugar que entrabamos el verso adquiría nuevas dimensiones y salíamos del local cagándonos de risa. En serio che, que nos cagamos de risa con eso toda una tarde y la pasamos tan bien...
Y en plena calle Florida, de repente, nos miráabamos a los ojos y nos olvidábamos de todo, pensábamos que eramos tan especiales, que eramos el uno para el otro, el amor nos desbordaba, nos dabamos un beso hermoso en mitad de la peatonal. Que lindo era, lo pienso ahora y lloro un poco ¿sabes?. Esos eran los tiempos en los que nos decíamos "te amo" cada cinco minutos y la vida tenía tanto sentido que la alegría de estar vivos nos hacia doler el pecho. Que tarados.
Así duró.
Es cierto, cuando nos enfriamos un poco hasta se convirtió en una relación estable, agradable, amena incluso. Todas palabras repulsivas para referirse a una historia de amor, ¿o no?. En fin, eramos buenos compañeros, nos gustaban los mismos libros, yo pegué un buen laburo y los problemas de guita dejaron de incomodar. En suma, que en el fondo estabamos lo que se dice bien.
Pero aceptémoslo, vos sabes mejor que yo lo que se había perdido. Cualquiera que leyera esto, a esta altura sabría lo que se había perdido. Y en estos asuntos no hay marcha atrás, lo sabe cualquiera.
Las cosas se murieron de a poco, como es de estilo (usaría el verbo marchitar, pero me repugnan las flores y todo vocablo que las evoque). Primero se redujo la frecuencia del "te amo", despues dejo de ser regla implícita el llamado telefónico al menos una vez al día. Al tiempo se me olvidó alguna fecha importante, un descuido entendible, nada del otro mundo ¿o no?. Creo que fue mucho mas serio la vez que no pasé tu cumpleaños con vos porque al otro día tenía tantísimo trabajo, y encima había que madrugar.
Cuando me quise acordar miraba otras tetas y otros culos con demasiada frecuencia. Pero nunca te engañé, ¿eh?, en eso soy consecuente, la fidelidad me importa un bledo, pero la mentira (cualquier mentira, fuera de la profesión al menos) me parece un asco. Te propuse abrir la pareja, coger con terceros, hasta te dije que estaría bueno que empezaras probando vos, que estaba todo bien. No quisiste y me la banqué. Todo bien.
Yo calculo que a esa altura estaba todo mas o menos claro, no me vas a decir que te tomé de sorpresa. Vamos, que si algo te tomo de sorpresa es porque te has resistido a ver lo evidente.
No quiero hablar de los meses fríos, la verdad esa parte démosla por sabida. Ese fue el único invierno malo de mi vida. No quiero hablar tampoco de lo que me costó elegir el bar para dejarte ni de como me quemó ese ultimo beso en la boca que me diste a la fueza cuando nos volvíamos en el taxi. Te dejé en tu casa y le dije al tachero para donde seguíamos. "No voy a provincia, pibe", me contestó. Así que hice tres cuadras mas y me bajé en Avenida Congreso.
Era miércoles. Era madrugada.
Y seguí caminado por horas. Patee Congreso arriba, ni se hasta donde, abrigado como nunca pero sufriendo el frío. Caminé fumando, porque volví a fumar esa noche.
Y a grandes rasgos, eso fue todo.

45 comentarios:

absurda y efímera dijo...

excelente! algunos pasajes parecen escenas universales... pero todo con su mirada tan particular. estimulante.

Anónimo dijo...

¿Qué pensarías tú si un idiota como Elso se mete en tu blog y te empieza a romper las pelotas como le rompe a mucha gente?
Dejame decirte algo, los blog no son libros para escribir una novela. Dedicate al cuento corto, o a los chistes malos.

Anónimo dijo...

Me gustó el título.

Supongo que se habrá aburrido de salir con un pobretón, habrá caído en la cuenta de que la vida al lado tuyo iba a ser siempre igual, habrá querido apuntar a algo mejor. Que le vas a hacer, así es el amor Fafa.

Ahora te confieso que el argumento para justificar tu fidelidad no es nada creíble. Deberías esmerarte un poco más.

Anónimo dijo...

Candelaria: ¿Leiste el relato entero? ¿Seguro?
A ver... probá de nuevo..........

Anónimo dijo...

anónimo: es como las alburmejas... las tomas o las dejas...

Anónimo dijo...

Mi querida Candelaria:
Los hombres somos simples, o al menos, no-retorcidos. No hace falta ver mas allá de las palabras. En lo que decimos o escribimos, es precisamente eso lo que queremos expresar.

Si Fafa (hombre, varón, masculino) dice:
1 "Cuando me quise acordar miraba otras tetas y otros culos con demasiada frecuencia."
2 "Te propuse abrir la pareja, coger con terceros"
3 "no me vas a decir que te tomé de sorpresa."
4 "lo que me costó elegir el bar para dejarte "

Vos porqué sacás como conclusión que es la chica la que se aburre y busca algo mejor?

Si nos ponemos a suponer, yo diría que en ese momento el que quería evolucionar o crecer era Fafa, no la chica.

A veces, tratar de ver mas allá de las palabras, queda como buscar la quinta pata al gato.

Anónimo dijo...

Estimado Bond, es muy cierto lo que decís, los hombres son simples. De ahí que se olviden de que el mundo a veces no es simple. El relato es justamente de Fafa, por lo tanto, este relato es sólo el testimonio de una de las partes implicadas. Entender que fue lo que pasó realmente, implica intentar trascender la subjetividad del autor, que por cierto es, o intenta ser, bastante objetivo. Por ej,

(1) "...cuando nos enfriamos un poco hasta se convirtió en una relación estable, agradable, amena incluso." En este punto, Fafa atribuye a las dos partes la causalidad. Pero inmediatamente continúa con (2) "Todas palabras repulsivas para referirse a una historia de amor, ¿o no?." Una frase sospechosa, no hay resignación, hay resentimiento.

(3)"Pero aceptémoslo, vos sabes mejor que yo lo que se había perdido." Esta frase aporta bastante información: ella sabía mejor que él. ¿Acaso la está acusando de haber sido ella la verdadera causante del final? ¿de haber desgastado la relación hasta el límite de lo irrecuperable?

Pero continúa con (4)"Las cosas se murieron de a poco, como es de estilo", es decir, en el fondo no sabe bien que pensar. Luego vienen todas las frases que citás vos Bond, aunque olvidando que son el testimonio de Fafa. No sabemos aún que hacía ella, supongo que siendo mujer debe haberlo torturado aún más.

Peor aún, (5)"Pero nunca te engañé, ¿eh?, en eso soy consecuente, la fidelidad me importa un bledo, pero la mentira (cualquier mentira, fuera de la profesión al menos) me parece un asco." El no miente, ¿pero que sabemos de ella?

(6) "Te propuse abrir la pareja, coger con terceros, hasta te dije que estaría bueno que empezaras probando vos, que estaba todo bien. No quisiste y me la banqué. Todo bien." No quiso. ¿Por qué asumimos que le fue fiel?

Y por último, (7)"Yo calculo que a esa altura estaba todo mas o menos claro, no me vas a decir que te tomé de sorpresa." No me cabe duda que no la tomó de sopresa.

Anónimo dijo...

bond y candelaria: un texto es un texto, no le busquen más vueltas que las que resonaron dentro de ustedes mismos. ¿qué tiene que ver fafa en todo esto?. nada es objetivo. y lo subjetivo le corresponde a cada uno.

Anónimo dijo...

fafa? será alguien que escribe en un blog? y si escribe en un blog será alguien que tal vez quiera comentarios? de todas forams gracias por facilitarnos el manual interpretativo, a veces se me olvida que algunas subjetividades son más objetivas que otras.

Anónimo dijo...

"un texto es un texto"

eso es profundidad

Anónimo dijo...

"un texto es un texto" nunca una verdad más perfecta. preguntarse si borges se cogía o no se cogía a Beatriz Viterbo no modifica en nada el cuento 'el aleph'

Anónimo dijo...

Chicas: Si escribí un párrafo, escribí un texto.
Luego escribo otro párrafo, o sea, otro texto.
Pero como los dos párrafos están continuados y hablan del mismo tema y en la misma hoja, tengo en total un texto que son dos textos... por lo tanto, no siempre "un texto es un texto". A veces son dos.

Anónimo dijo...

Ver mas allá de las palabras es no ver lo que las palabras dicen.

Anónimo dijo...

Si Borges hubiera tenido buen sexo, no hubiera sido un viejo resentido.

Yo veo lo que se me antoja, no tolero la dictadura de las palabras.

Anónimo dijo...

tres cosas:

un texto es un texto (no nos pongamos enroscados, cuando se juntan dos textos en uno, son uno, como las bolitas de mercurio)

no se puede no ver más allá de las palabras. pero a lo que voy es que es irrelevante y estéril pensar si fafa sí o fafa no... una vez que el texto se publicó, se despegó de fafa para siempre.

ser intolerante y ser dictador se parecen...

Anónimo dijo...

Bue.. si ves o leés lo "que se te antoja"... directamente ni hace falta texto. Podés ver lo que se te antoja en una hoja en blanco. Pero si hay texto, aprovechá y fijate lo que dice.

Anónimo dijo...

Y al final Borges ¿se cogía o no se cogía a Beatriz Vitervo?

Anónimo dijo...

el texto se despegó de fafa? No, imposible, fafa y su texto van a seguir pegados incluso después de muerto.

Sólo Borges podría haber escrito el aleph, y nadie más que Borges. Y si Borges hubiera tenido sexo, jamás hubiera escrito el aleph, o lo hubiera escrito pero no sería el aleph, sería un texto tan malo que nadie lo recordaría.

intolerante y dictador se parecen? ojo que estás viendo más allá de las palabras.

Anónimo dijo...

candelaria, si mi mamá no se hubiese cogido a mi papá yo no existiría. es absurdo pensar eso. lo mismo de absurdo es pensar si borges no hubiese escrito el aleph, lo que está está.

un dictador es intolerante a las diferencias. no vi más allá de las palabras, pensé en dos conceptos. pero claro que sería estéril pensar cuánto sirven las palabras para expresar los conceptos, y me da mucha fiaca.

Anónimo dijo...

no, candelaria. ahora pifiás feo: porque hablo de lo absurdo del lenguaje: las oraciones condicionales: si mi tío tuviera pito sería mi tía... a eso me refería.

Anónimo dijo...

fafa: hay un cuento basado en 'el aleph' que se llama 'help a él' y es de fogwill... está bueno, porque el narrador coge y más...

Anónimo dijo...

detesto a los linguistas, una manga de ladrones del primero hasta el último, torturan la comunicación para justificar que su trabajo es necesario.

Anónimo dijo...

qué gracioso, ¿doy perfil linguista?

Desdichada dijo...

Yo creo que la confusión se genera si no estamos decididos en qué es mejor: leer un blog cual si fuera un diario íntimo, o leer un blog cual si fuera ficción. Es cierto que siempre hay alguien escribiendo un relato. Y también es enteramente cierto que el que escribe usa en mayor o en menor medida su propia experiencia/biografía.

Yo, personalmente, elijo leer los textos de Fafa cual si fueran relatos literarios. Entonces, más allá del Fafa biográfico, me interesa lo que pasa dentro del texto, y lo que pasa fuera del mismo no deja de ser 'contexto', pero nunca realidad en el sentido de lo cotidiano. Porque entonces, vuelvo al comienzo, estaría leyendo el diario íntimo de Fafa, y eso no es lo que elegí leer.

Desdichada dijo...

Para mí no hay ninguna confusión. Los personajes son personajes con o sin nombre. El narrador es un personaje más, ¿es Fafa, no es Fafa? Por otra parte, ¿cuál es el nombre y apellido del que escribe al personaje Fafa?

Anónimo dijo...

Los personajes sin nombre son personajes anónimos, una categoría diferente.

No veo que tiene que ver en la discusión el nombre y apellido del que escribe al personaje Fafa?

Anónimo dijo...

anónimo con respecto a qué

Anónimo dijo...

como te decía, el nombre y apellido de fafa acá no tienen importancia, porque fafa no es Borges. Si fuera Borges sería diferente.

anónimo respecto a nada, sólo anónimo

Anónimo dijo...

Las discusiones entre chicas pueden dirimirse mediante lucha en el barro con público presente. Yo llevo el fernet, los pochoclos y apuesto por Candelaria.

Luciana dijo...

Uhh, yo que sé si es verdad o no, pero me gustó como Fafa cuenta esta historia, na que hacer.

Anónimo dijo...

A todo esto, ¿alguien sabe donde esta meursault?

Anónimo dijo...

Con Beatriz Vitervo

Anónimo dijo...

vorjes, está con veatriz biterbo...

ReinaCoral dijo...

a mi me gusto, me parece que no necesita tantas vueltas algo que esta escrito con tanta sencillez.
Quien es este blogger? Te encontré porque estoy linkeada.

Anónimo dijo...

Fafa, encontré tu blog boludeando en la oficina-soy empleada publicahora de almuerzo-y el nivel de honestidad y hermosura de tu relato me parecio superior..... Solo puede escribirse propia, tuya.
Divino Fafa.
M.

Thiago. dijo...

Solo vi ventanas en un telo y fui el peor de mi vida, de hecho los ceniceros estaban amurados, date una idea. Sunásco.

Ruth dijo...

Fafa será muy bueno, pero no escribe nunca. Entonces tan bueno no es, porque los de este lado nos sentimos mal.

Anónimo dijo...

Creo que a los 20 años yo hubiese dicho cosascomo, en fin, es asi, mejor salir y buscar otras cosas, es natural, uno se cansa, es joven, cree ciegamente en que siempre hay algo mas y alguien mas y que la variedad y cantidad es infinita.

Creo que a los 20 años no me hubiese detenido a analizar la division entre pieza literaria y relato autobigrafico, como si eso existiera pienso hoy, y de haber elegido una o la otra hubiese dicho las cosas indicadas a cada una.

Hoy, años despues, pienso, fiction or non fiction, que leer cosas asi es mas duro y terrible que el hambre cotidiana, para que ir a Africa si todos los jueves le doy las mismas botellas de vino acumuladas al mismo pibe con el mismo carro, mas duro que la derrota generacional, que me importa no conozco a tanta gente ni voy a conocerla ya.


Lo cierto es que se, cuatro cinco seis y mas años despues que las razones que creian tan solidas de repente no lo son tanto.Y creo mas en el efecto de la velocidad de las cosas.En algunos casos. Enotros simplemente el hartazgo. A veces uno se aburre hasta de si mismo. A veces uno se aburre de ser ese que es para el otro. Y asi. Decenas de variables, todas creibles, precisas y solidas en el momento del bar y la llamada telefonica. Solidos argumentos que en la charla posterior, con amigos y confidentes, no habran mas que cobrar aun mas firmeza. Y asi uno se va.

Años despues uno se pregunta. A veces, lejos de casa por ejemplo o planeando la ruta del nuevo escape. Si esa seguridad que busco en la charla con los confidentes no fue mas que un coro griego que avalara el todo. Todo lo que era firme de repente ya no lo es y no es solo el amor, es casi un todo. Entonces uno, se pregunta, ¿la habre cagado?.

Despues mira a la persona que ya duerme al lado. No importa cuanto tiempo, probablemente muchos años ya. Y no se hace mas preguntas, quizas porque ya no es tan joven.

Creo entonces que si a mi me gusta coger mucho y que me cogan bien, me gusta mas, cuando vuelvo a casa con el hartazgo y el cansancio suficiente como para terminar con todo, que mas me gusta la idea de que alguien, dentro de mi casa, no este esparandome para un gran polvo reparador. Simplemente me este esperando. Haciendo esas cosas que hace todos los dias. Tocar un instrumento, responder mensajes atrasados o leer el libro que insisti sea leido. Lo que a los 20 hubiese visto como el primer aviso de escape, el primer signo de que lo que era se extinguio, hoy lo veo como la promesa de algo duradero, algo dura en mi vida, algo se mantiene en el mismo lugar, algo no corre a la velocidad de las cosas, algo es lento, tranquilo, duradero.

Gatubellita dijo...

Gracias por contar mi historia, me hiciste clavar el reloj diez años atrás.
Claro que no nos conocemos, que nadie se confunda.
Un beso enorme

Julia dijo...

¡Qué triste!
Tuve una de esas historias, de los 20 a los 23.

"por un rato nos quedábamos así, en la puerta, confundidos", posta q sucede eso en la puerta de un telo al mediodía. Qué gráfico!

Anónimo dijo...

EStá bien. Es como si Cortázar hubiera reencarnado en un pibe que nació cuando él moría. Sólo que en vez de hablarnos de Saint German Despress (o como carajo se escriba)este flamante Julio reencarnado nos hablara del Centro y de los telos, del Buenos Aires finisecular, en fin, de una adolescencia menos asexuada que aquella que él vivió en la década del 20 y la del 30.
Por otro lado, lo demás es silencio.

paula p dijo...

lo lei todo. nunca en un blog.es......
muy fluido =)
y habla de secso.

paula p dijo...

:(
ah el amor de la locuraaaaaaa

lexi dijo...

me hiciste llorar...

Nati dijo...

Estoy viviendo una historia muy parecida... se me puso la piel de gallina y me dio mucho miedo... pero supongo que es la vida!